LA GENEALIDAD ESTA INTIMAMENTE LIGADA A LA LOCURA. w. duarte.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Pintemos

El lienzo a utilizar será nuestra mente. Precisamente ese lugar donde albergamos los recuerdos de las cosas que hemos visto en nuestras vidas. Cada día millones de imágenes son almacenadas en nuestra memoria, a cada minuto nuestro entorno cambia de color, de matiz. Y seguramente según nuestro estado de ánimo nuestra percepción de esas imágenes y colores va cambiando; así serán guardadas.
Las primeras pinceladas son un tanto temerosas, que aparecen en nuestro lienzo al abrir nuestros ojos cada mañana, los primeros colores que vemos son los del tímido rayo de sol que atraviesan la vaporosa cortina que se mese al suave compás del viento. Es una fría mañana de diciembre.
Nuestro cuadro   pretende ser la representación de lo que vivimos. Por un día seremos espectadores de nuestra peculiar forma de ver la vida.  Debemos dar inicio por determinar las ubicaciones de los actores principales del cuadro. Será una persona, un animal, un ser vivo o algún objeto de nuestro afecto. Una vez estamos de pie, de frente al nuevo día, el siguiente paso es dedicar ese día a ese actor principal.
¿Puedes visualizar ese lienzo?
Ahora que se ha determinado quién o qué ocupará el espacio principal en nuestro cuadro, es momento de hacer un esbozo de lo que queremos que esté plasmado en el retablo. Nuestro plan del día, hacia donde queremos llegar que logros queremos alcanzar, las tareas por cumplir. Hecho esto es momento de disponer la paleta de colores y preparar los instrumentos que será los encargados de ayudarnos a llevar a cabo tan delicada tarea, convertir nuestro día en una obra de arte
¿Qué clase de instrumentos necesitamos? ¿Qué gama de colores utilizaremos?
                La única forma de obtener esta respuestas es encontrando la respuesta a una pregunta más ¿Cómo queremos que sea nuestro día? BUENO! ¿Verdad? Ese siempre es nuestro deseo queremos que sea bueno. Entonces los instrumentos que necesitamos están en una única maleta, nuestro corazón.
¿De que está lleno nuestro corazón? Para realizar nuestra obra de arte necesitamos de palabras de aliento, amor, paz, paciencia, benignidad, bondad, templanza, mansedumbre, ¿se te hacen conocidas estas herramientas? Por alguna razón cada día están en nuestra maleta al salir de casa dispuestas a realizar en nuestras manos algo hermoso. Pero por alguna razón ¡desaparecen! Y justo en el momento en que necesitamos de ellas para hacer algún trazos en nuestro lienzo, ¡no están!, y como no las encontramos tomamos lo primero que viene a nuestra mano y hacemos una mancha en el lienzo…. Pareciera que nuestra obra de arte se ha arruinado, pero… aun es muy temprano.
Es un buen momento para hacer un alto en nuestra tarea. Recuerda siempre es posible rescatar una pintura, nunca hay error que no pueda ser reparado. Recuerda, siempre puedes lavar el lienzo y blanquearlo y empezar de nuevo. O Convertir aquella mancha en parte del diseño. Al fin y al cabo todo tropiezo es una oportunidad, si así lo queremos ver.
                Nuestro cuadro es bello desde su inicio, es trabajo nuestro que así permanezca. El cielo es algo muy importante en nuestra pintura, enmarca su contenido y de allí depende si será un cuadro que represente un día luminoso o sombrío. Pero este lo haremos al final pues esto depende de cómo avance nuestro día.
Luego de un tiempo, nuestro lienzo ya no solo un esquema o una agenda de cosas por cumplir. Ya tiene color. Algunas áreas no han quedado tal y como lo propusimos en su inicio pero se han realizado. Estamos esperando la próxima oportunidad para hacerlo mejor. Hay otras que superaron nuestras expectativas, nuestras herramientas estaban justo en el lugar necesario e hicimos buen uso de ellas. Es más le compartimos a nuestro colega pintor, (el también hizo una macha en su precioso cuadro y necesitó de una palabra de aliento para continuar con el). Hay una sonrisa en nuestro rostro.
Aun nos preocupa el cielo. Hacer celajes no es cosa sencilla. Pero si nos esforzamos podemos lograrlo. ¿Cómo hacer el cielo perfecto en nuestro día? Dejémoslo un momento en lo que llega la inspiración. Trabajemos un poco en el entorno de nuestro actor principal.
¿Qué imágenes están a su alrededor y que están haciendo? Son un reflejo de lo que sucede en primera escena o solo son espectadores. Nuestro cuadro necesita movimiento, viveza. Nuestra sonrisa en cada cosa que realizamos deja pequeñas marcas que dejan constancia de su existencia. En nuestro cuadro hay personajes con rostros felices y algunos están cabizbajos. Podemos darle a cada uno de los elementos de nuestro cuadro un toque de luminosidad. Nuestro cuadro ya se ve casi completo.
Ya casi ha terminado el día, y nuestro lienzo está cubierto, excepto el cielo. ¿Cómo fue tu día? De ello depende que cielo pintaremos. Piensa en lo que ocurrió este día, recuerda que las manchas ya fueron aprovechas y son parte del diseño, Quizá si las elimináramos se notaria ese faltante. Así que déjalas. Cierra tus ojos y ve tu lienzo. ¡Qué sorpresa! El cielo ya está pintado… ¿como sucedió esto? ¿Si no tomamos el pincel para realizarlo? Sabes… ese cielo siempre estuvo allí, luminoso y sereno. Tú hiciste tu esbozo, planeaste tu día, pero la realidad es que Dios ya lo tenía dispuesto todo para que fuese un día perfecto.
Muchas veces no logramos ver lo hermoso de cada día, porque a lo largo de él algunas manchas nos empañan el panorama. Pero siempre es bello. Cada sonrisa que compartimos, las que vemos, cada palabra amable, saludo y mirada. Todo es bello.
Dispón tu día, haz planes y sabe Dios es el que está al pendiente de todo. El es el más interesado en que tengas un bello día.

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