LA GENEALIDAD ESTA INTIMAMENTE LIGADA A LA LOCURA. w. duarte.

martes, 10 de mayo de 2011

MARCAS DE TINTA PARA EL CORAZÓN


Pequeñas marcas de tinta que se impregnan en el corazón para enseñarnos a vivir mejor.

Los hijos no son trofeos, son saetas. Saetas listas para ser lanzadas más lejos y más alto de lo que nosotros mismo pudimos llegar.

La paz barata no te sirve para vivir, solo te ayuda a sobrevivir en medio de lo que te ahoga y arrebata la verdadera felicidad.

Decir “soy feliz” son palabras vacías si en tus ojos no hay brillo. Es mejor callar y buscar la felicidad, bien dicho es: que el corazón alegre hermosea el rostro.

Si en una frase el pronombre que más mencionas es MI, MIO o YO, detente y calla, tu ego está dominando y el terrible monstro del egoísmo te ha hecho su presa. Huye de él, solo te llevara a la soledad y la amargura.

Hay momentos de la vida donde es importante que analices cuantas veces te dicen te amo y cuantas lo dices tú. No es suficiente el amor de uno solo.

Educar a los hijos con lástima es predestinarlos al fracaso.

Decir “todo está bien” cuando sabes que poco a poco te estás desmoronando es mentirte, no por mucho decirlo se hará realidad. Se sincero contigo mismo.

Evalúa tus motivos constantemente, recuerda que la desesperación es el último refugio del ego.

Ríe mucho y llora lo necesario. Pero llora, no ahogues tu llanto, porque en el momento menos indicado el llanto puede nublar tu visión de la vida.

La dignidad es más importante de lo que crees. No la vendas, ni por un techo ni un brazo protector, nadie tiene derecho a pisotearte. Cosas muy distintas son ser el sumiso y el permitir que se enseñoreen de ti.

Está bien orar, pero es mejor que charles con tu Padre. Con confianza recuéstate en el regazo del que te da amor eterno e incondicional.

jueves, 5 de mayo de 2011

En este pueblo las mujeres no chillan

Una frase que escuche en mi casa muchas veces desde pequeña. Primero lo tome como una broma, pero al pasar del tiempo, descubrí que era una consigna en las mujeres de mi familia.

En este pueblo las mujeres no chillan, pero no porque no tengan motivos suficientes para hacerlo, al contrario, continuamente los golpes de la vida las han tocado y lastimado en lo más sensible de su ser. Si no porque por esos golpes han aprendido a sonreírle a la vida, no importando de qué color se torne el panorama.

En este pueblo las mujeres no chillan, pero no porque sean muy fuertes y autosuficientes, si no porque siempre hay uno más débil que depende de su entereza y serenidad.

En este pueblo las mujeres no chillan, porque no hay tiempo de llorar por los platos rotos y hay mucho que hacer por el futuro. Tienen su mirada puesta en lo que desean lograr para ellas y sus pequeños.

Para las mayores, sus hijos siempre van a ser sus pequeños. Aquellos por los que correrán para ayudarlos. Por los que seguirán pensando que en este pueblo las mujeres no chillan, porque tendrán que enjuagar sus lágrimas y enseñarles a levantarse una y otra vez para no quedarse tendidos en el camino.

Las mujeres de este pueblo no chillan, jamás. Ellas lloran derraman su corazón en oración por los suyos, lloran de alegría y lloran de impotencia, pero jamás chillan porque no son cobardes. Porque han aprendido a decir en cada prueba: ESTO TAMBIÉN PASARÁ.

Amo y admiro a cada mujer de este pueblo, de mi familia; porque cada una tiene una historia que contar pero que guarda en su corazón, porque no importa lo que ocurra a su alrededor siempre y cuando sus pequeños salgan ganando. Amo y admiro a las mujeres de este pueblo, de mi familia, porque hasta la más pequeña a enseñado y transformado la vida de otro, porque la que ya es madre y la que aun no ha aprendido de alguna manera a conservar una sonrisa y caminar haciendo lo que mejor sabe hacer: LEVANTARSE UNA Y OTRA VEZ.