LA GENEALIDAD ESTA INTIMAMENTE LIGADA A LA LOCURA. w. duarte.

viernes, 19 de febrero de 2010

RESUCITANDO SUEÑOS

RESUCITANDO SUEÑOS     Escrito por wendyduarte16 el 19/02/2010 17:20

Muchas veces hemos escuchado la historia en la que se narra como Jesús resucito a su querido amigo Lázaro. En lo particular es una de las lecturas que más han transformado mi vida, puesto que puedo ver a Jesús más de cerca, en su contexto humano.


Juan 11:35, me impacta. Solo dos palabras. Dos palabras que hacen que toda esa historia tenga sentido y sobre todo que el fin de ella cambie vidas.

Jesús lloro. Lloro por la pérdida de su buen amigo. Lloro porque perdió algo que amaba. Se tomo un momento en su vida para llorar su pena, para dejar ir. Perdió. Lloro y no le importo que lo veían o lo que decían de él. Él era el hijo de Dios, siempre supo que para él era pan comido resucitar a Lázaro, pero nos mostro su lado humano. El se tomo el tiempo para vivir lo que es perder.

Pero eso no es todo, Jesús lloro, pero solo por un momento. Después de llorar, de vivir la experiencia de perder, hiso algo. Resucito a Lázaro, a su amado amigo y glorifico a su Padre.

Ese es el Jesús en el que creo. Esta historia nos es muy fácil de creer. En nuestras vidas como cristianos, creemos, predicamos y amamos a un Dios de milagros, que resucita muertos, sana enfermos libera los oprimidos y hace lo sobrenatural. Pero cuando se trata de nuestro sueños, los que por circunstancias de la vida hemos sepultado en escombros del no puedo, no tengo tiempo, no tengo los recursos, es demasiado tarde para mi, debo enfocarme en otras cosas, y todas las buenas razones que tenemos; no nos es tan fácil de creer que resucitan.

Si, los sueños también resucitan. Con nuestros sueños sucede lo mismo que con Lázaro, en el momento en el que vemos que mueren o que creemos que simplemente ya no será posible lograrlos, lloramos. Y eso está bien. Llorar por la perdida en el momento nos recuerda que somos humanos y que no es por nosotros mismos que llegaremos al final. Pero solo por un momento.

Pasada esta etapa, el llorar por ellos es su momento, es tiempo de levantarse e ir y resucitar nuestros sueños. Aunque haya pasado mucho tiempo desde que lo sepultamos. Lázaro ya tenía días de muerto, y aun así Jesús le dice a Marta: “¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria de Dios? (JUAN 11:40)

Exactamente de la misma manera funciona con los sueños. Debemos levantarnos y creer, solo creer y veremos la gloria de Dios. Todo es posible al que cree. Hoy pueden resucitar nuestros sueños. Ya acabo el tiempo de llorar por ellos.

martes, 9 de febrero de 2010

UNA TARDE CON EL MINIMO

Una tarde con el Mínimo:    Escrito por wendyduarte16 el 09/02/2010 18:28


El día domingo por la tarde, decidí salir de la rutina y hacer algo que ya no hacía, quizá ya hace un par de años desde que lo hice por última vez.

En esta vida tan agitada es normal que uno trate de ahorrar tiempos e insumos y es todo un éxito hacer más de una cosa en un mismo tiempo. Razón por la que el llevar el carro a un car wash significa aprovechar ese tiempo para hacer alguna otra diligencia. O bien al ir a un centro comercial aceptar la amable oferta de un lava carros.

Pero esa tarde decidí dedicarle un tiempo al Mínimo. Mi carrito es un Nissán March motor 900, de allí que sea nombrado tan cariñosamente como El Mínimo.

Ese tiempo fue muy refrescante, cambiar las rutinas siempre nos ayudan a sentirnos vivos y a pensar más claramente. Me gusto mucho pasar ese tiempecito con mi amiguito, el me lleva y trae a todos lados y entre todo ha sido muy bueno. Hay que hacerle sus reparaciones, pero con todo y todo me ayuda un mucho.

Esa tarde, aproveche a planificar de alguna manera mi semana, ha poner en borrador mis asuntos por resolver, a preparar mis clases, pero por sobre todo a pensar en que esta semana estaría llena de éxitos.

Creo que cuando logramos dedicar un tiempo para pensar, únicamente pensar, logramos resolver muchos de nuestros problemas. Dedicarnos un tiempo a nosotros mismos nos da las herramientas para saber que queremos y como lo lograremos.

Me gusta mucho compartir con mis amigos y familia, sobre todo con mi princess, y es normal escucharme decir, nos tomamos un cafecito esta semana?, aunque no tomo mucho café. Pero la expresión me agrada, porque significa tomémonos un tiempo para nosotros y compartir. Pero he aprendido que el mejor cafecito, es el que me tomo a solas, para estar un tiempo conmigo y conocerme más. Pero el que no puede sustituirse es el cafecito con mi Padre. Sé que él estaba allí mientras lavaba mi carro, y hasta puedo imaginarlo sentado en el capo con una taza de chocolatito quizá, riéndose conmigo y planificando la semana.

viernes, 5 de febrero de 2010

UN CUQUITO PARA EL ALMA

Un cuquito para el alma:       Escrito por wendyduarte16 el 05/02/2010 22:01


La vida no es sencilla, pero es bella.

La vida no es solo risas, pero cada una de las veces que reímos incontrolablemente queda guardada en nuestra memoria; aun más que las innumerables lagrimas que derramamos a lo largo de ella.

En la vida no siempre ganamos; pero cuando perdemos igualmente somos ganadores, porque aprendimos.

La vida tiene muchos colores, unas veces en matices grises y obscuros, pero aquellos a quienes amamos la llenan de destellos y maravillosos arcoíris, cada día.

Algunos piensan que la vida es muy larga, pero si nos detenemos a pensar en lo rápido que pasa el tiempo, en lo corto que es un día, realmente no lo es. Un día es muy poco para demostrar todo el amor que tenemos y un día puede ser muy largo si no tenemos a quien amar. La vida puede ser tan larga o tan corta como la disfrutemos.

La vida es bella, indiscutiblemente bella. Bella por si misma. Aun en esos días grises, siempre hay un momento del día para refrescarnos y poder ver lo maravilloso que es vivir.

Aun en la agitada vida que vivimos, es necesario detenernos para meditar y disfrutar de la familia, los amigos, los animales y las plantas. Tomarnos un tiempo para convivir con nosotros mismos. Para tomarnos un cuquito para el alma. Si un cuquito, de esos que muchas veces hacíamos en casa en nuestra infancia. Simples, sencillos pero deliciosos. Un momento de refrigerio. Un momento para ver lo maravilloso que es vivir.